martes, 28 de julio de 2009

Amores trágicos I. Abelardo y Eloísa.

Con esta entrada da comienzo la sección de Amores trágicos.








Pedro Abelardo nació en 1079 en Palais, Bretaña, hijo primogénito de Bererengario, en primera instancia se le destinó a la carrera militar, que abandonó en favor del estudio. A los 20 años se dirigió a París, donde estableció una escuela que le ganó numerosos seguidores. Además de filósofo, Abelardo fue también músico y compuso numerosas obras menores.

Alrededor de 1115 Fulberto, canónigo de la catedral de París, le confía a Abelardo la educación de su sobrina, Eloísa, de 17 años, una doncella de extraordinaria belleza y grandes talentos. Abelardo, en ocasiones asceta, en ocasiones sensual, se enamora de ella y no duda en seducirla, pero la joven queda embarazada.

Temiendo la reacción de Fulberto, Abelardo rapta a Eloísa y la lleva a Palais, donde la joven dará a luz en casa de la hermana de Abelardo. Fulberto, supuestamente velando por el honor de su sobrina, da a conocer la noticia, lo que hace que Abelardo vuelva a París.

Fulberto, furioso, sobornó a un criado de Abelardo, el cual junto a algunos otros cómplices, le tendieron una emboscada y entre todos le castraron.

Tras esto, Eloísa tomó los hábitos y profesó en el convento de Argenteuil, y Abelardo hizo lo propio en Saint Dennis, aunuqe por poco tiempo, pues pronto es rechazado por los monjes debido a sus discusiones teológicas. Tras esto, se refugia en la ciudad de Troyes donde fundará un nuevo oratorio, del cual Eloísa llegará a ser abadesa.

Abelardo murió en 1142, siendo su cuerpo reclamado por Eloísa, que asu vez murió en 1163. Ambos cuerpos fueron trasladados en 1808 al cementerio Pere Lachaise de la capital francesa, donde descansan en la misma tumba. Es bien cierto que existen dudas sobre la identidad de ambos cuerpos, pero el componente romántico de esta historia hace que valga la pena pensar que sí son Abelardo y Eloísa.



Doña Inés de Castro

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