Se cumplen 200 años de la batalla de Talavera de la Reina (Toledo). Este hecho militar se enmarca en el contexto de la Guerra de la Independencia Española (1808 – 1814), un periodo complejo, mitificado, en el que hubo guerra, revolución y contrarrevolución. Más allá de los meros aspectos militares, hay todo un conjunto de factores políticos, sociales, ideológicos, culturales, y económicos que marcaron este, vuelvo a repetir, complejo y convulso periodo de nuestra Historia. El siguiente breve artículo divulgativo no pretende desarrollar, ni tan siquiera atisbar, los complejos procesos que se dieron antes y después de la batalla (el poder real de la Junta Central, el peso de los militares, las disputas entre Wellington y Cuesta, la monarquía del rey José, la propaganda e ideología…). En este breve artículo voy a centrarme casi exclusivamente en describir los acontecimientos, centrándome propiamente en la batalla de Talavera.
En febrero de 1809 la situación en España era desastrosa. El país era asolado por la Guerra de la Independencia, iniciada en mayo del año anterior. En el verano de 1808 todo parecía señalar el fin de la guerra y la victoria para las armas españolas, pero entre noviembre de 1808 y febrero de 1809, y a raíz de la intervención de Napoleón todo cambió: los ejércitos españoles eran derrotados una y otra vez, Madrid fue ocupada en diciembre sin problemas, el ejército británico de John Moore se retiró hacia Galicia donde logra embarcarse para Inglaterra el 16 de enero, Zaragoza capituló el 20 de febrero, desde junio Gerona estaba de nuevo bajo asedio… El mariscal francés Víctor venció en Medellín, y juzgó prioritario asegurar la línea del Guadiana antes de dirigirse hacia Andalucía.
En mayo las fuerzas hispano- británicas iniciaron una contraofensiva que tendría su culmen en la batalla de Talavera el 27 de julio de 1809. En mayo de 1809 Joaquín Blake inició una contraofensiva desde Valencia destinada a recuperar Aragón. Esa parecía tras la victoria española obtenida en Alcañiz, pero en la batalla de María (15 de junio) se desvanecieron las esperanzas de liberar Zaragoza. En el suroeste peninsular los ejércitos españoles se encontraban prestos para lanzarse a reconquistar Madrid. La Junta Central, instalada en Sevilla, necesitaba victorias para consolidar su escaso poder. El general Gregorio García de la Cuesta reconstruyó el Ejército de Extremadura logrando reconquistar la provincia de Badajoz en 1809. Mientras sir Arthur Weselley (futuro duque de Wellington) regresó a Portugal a finales de abril de 1809, consiguiendo apoderarse de Oporto el 12 de mayo y echando al mariscal Soult de Portugal.
Weselley y Cuesta estaban obligados a entenderse, ambos comandaban ejércitos con un enemigo común: las tropas imperiales. Pero al parecer Weselley y Cuesta se despreciaban mutuamente. En julio de 1809, en Oropesa se unieron los ejércitos británico y español, el primero compuesto por unos 20000 soldados y el segundo por cerca de 35000.
Viendo los movimientos de las tropas aliadas José I decide frenarles antes de que estén demasiado cerca de Madrid. El mariscal Víctor y el mariscal Jourdan al mando de unos 50000 imperiales serán los principales encargados de dirigir las operaciones bélicas, junto con Sebastiani y nominalmente el propio José.
El día 27 de julio de 1809 los ejércitos angloespañol y francés toman posiciones en las cercanías de la localidad manchega de Talavera de la Reina. En preparación del ataque inminente, el ejército aliado toma posiciones entre el río
Tajo y el
Cerro de Medellín, situándose esa noche los españoles a la derecha junto a la ciudad de Talavera, formando tres líneas y convirtiéndose en la parte más fuerte de la línea defensiva, mientras que los ingleses se situaron a la izquierda, ocupando el cerro. Justo en frente del cerro de Medellín, el cerro del Cascajal, se convirtió en el centro de la posición francesa.
La noche del 27 Víctor lanza la
división Ruffin al ataque contra las posiciones del Cerro de Medellín. Inicialmente el ataque francés, a la bayoneta, tiene éxito pero lso ingleses consiguen reconquistarlo. Al mediodía del 28 de julio el general francés Jourdan ordenó bombardear el cerro pero logró hacer poco daño en las filas inglesas.Es entonces cuando se ordena el ataque simultáneo de la infantería francesa contra las posiciones defendidas por los británicos. Tras una agotadora lucha, sobre las 5 de la tarde el ejército francés es repelido de sus posiciones dejando tras sí numerosas bajas. Durante el resto de la tarde, y ante la tranquilidad de la situación, el ejército aliado se dedica a restablecer sus líneas y continuar batalla al día siguiente. Al amanecer del 29 de julio, los aliados observan sorprendidos que el ejército francés se había retirado.
En el bando aliado las bajas se contabilizaron en 6600, 5400 británicas y 1200 españolas; mientras que en el bando francés las bajas fueron de 7300 hombres.
A pesar de la victoria, Weselley temeroso de la posible llegada del mariscal Soult y de que se cortaran sus comunicaciones con Portugal, decidió retirarse camino de Portugal. Cuesta por su parte era partidario de perseguir al ejército francés, derrotado en Talavera. Weselley se llevaría la fama por esta y otras batallas, y Cuesta acabó dimitiendo y muriendo al año siguiente.
La batalla de Talavera marcó un punto de inflexión en la Guerra Peninsular (así es como la llamaron los ingleses). Supuso la derrota de los ejércitos imperiales, salvaguardó Andalucía de los franceses unos meses más, Wellington se marcó un tanto…y pudo haberse liberado Madrid
Desde junio se han celebrado diversos actos en Talavera para conmemorar este episodio de la Historia. El pasado 27 y 28 de junio se recreó la batalla, y el día 27 de julio se recordará a en un acto institucional.
Defensor de Zaragoza